En México se ha celebrado a la muerte desde antes de la llegada de los españoles al continente, en nuestro país un lugar donde la diversidad cultural siempre ha existido, esta celebración ha sido plasmada de diferentes formas.
Actualmente en México se habla de 62 pueblos indígenas en el territorio nacional y cada uno de estos tiene su propia cultura y la ha venido asimilando de forma distinta, provocando con esto cambios necesarios en toda cultura y sociedad humana; con el paso del tiempo y con los cambios llegamos también a institucionalizar las tradiciones.
Hay infinidad de prácticas, ritos o costumbres en nuestro país, las hay religiosas que celebran a la virgen de Guadalupe o la cuaresma, civiles como los desfiles del 16 de septiembre o del 20 de noviembre, y así hay muchas mas que no se sabe a ciencia cierta donde se les ubicaría, pero cada una de éstas hoy en día institucionalizadas van cargando nuestro pasado a la vez que representan nuestro presente para poder imaginarnos el futuro.
La tradición que nos atañe este numero es la del día de muertos, una tradición que valga la redundancia ya es tradicional en nuestro país y en el mundo entero nos caracteriza como mexicanos. El día de muertos está lleno de muchos contrastes y contradicciones ¿¡es una tradición llena de vida que celebra la muerte!?
Empecemos por escribir que no es una tradición que surgió apenas hace un par de años, de lustros, décadas, ni siquiera siglos pues ya tiene más de cinco siglos de recorrido por la historia y como todas ha sufrido transformaciones. En la época prehispánica se llevaba a cabo para ofrendar al dios (Mictlantecuhtli señor del inframundo y Mictecacíhuatl señora del inframundo o lugar de los muertos esto en la cultura Mexica, de esta cultura es de la que se tiene mas datos por ser la que tuvo el contacto con los españoles, fueron los conquistadores y los frailes quienes por medio de sus crónicas nos dejaron la información) de la muerte para que cuando se tuviera que atravesar el mictlán (lugar de los muertos) el viaje fuera exitoso, pues la muerte no era vista como el final sino como la continuación de la vida; Soustelle escribió que los antiguos mexicanos hacían ofrendas a los muertos ochenta días pasados sus funerales posterior a ellos se realizaba uno, dos, tres y cuatro años después, continuaban todos los rituales dedicados a los muertos, en esa época las ofrendas se constituían de elementos que para los antiguos mexicanos tenían gran significado sagrado como: objetos de barro, idolitos de obsidiana, mascaras de jade u obsidiana, etc.
Con el paso del tiempo y la llegada de los españoles a estas tierras todo se transformó, las costumbres indígenas eran vistas como paganas y sus dioses fueron calificados como demonios sin embargo su culto era muy fuerte y no lograron erradicarlo, pero si lograron poner la imagen cristiana por delante dando como resultado una mezcla cultural por demás interesante. De esta manera el día de muertos ya no era para ayudar al difunto en su viaje por el mictlán sino para la salvación de su alma.
Actualmente se cree que los difuntos vienen a compartir con los vivos por unos días, se cree que el día 1ª de noviembre llegan los angelitos que son los niños que murieron y que el día 2 de noviembre llegan los adultos difuntos, hoy en día se dispone de una gran variedad de maneras para realizar los altares de muertos: hay algunos escalonados donde cada uno de los escalones simboliza un nivel del inframundo y en cada uno se le colocan diversos objetos como pueden ser comida, velas, cigarros, tequila, pan, etc.; los hay políticos también donde se representan a los personajes políticos que han fallecido recientemente o en su defecto los que seria mejor que pasaran a mejor vida; los hay de carácter social donde se rinde tributo a las victimas mortales de conflictos sociales; los religiosos son dedicados a alguna virgen o a Jesucristo.
Así, hay muchas maneras de representar los altares de muertos así como también hay una infinidad de elementos que a veces nuevos otras no comparten un espacio en estas ofrendas, algunos de ellos son:
El espejo, el cual es asociado con Tezcatlipoca una deidad asociada con lo nocturno, representando al gran ojo oscuro donde se refleja todo lo que en el universo acontece; el camino de flores, es el camino de pétalos de tzompanxóchitl o cempasúchil que indica a los muertos la ruta para encontrarse con su familia y también para despedirse de ella; cempasúchil o flores de muertos, obedecen a circunstancias relacionadas con el entorno ecológico principalmente, en el México prehispánico como en el actual las flores se utilizan en todos los eventos de la vida , la importancia de esta flor es por su color de parecido al sol y por lo tanto a la vida.
Uno de los altares de muertos que rompen con este esquema de tradición y que es caracterizado por una gran simpleza visual es el realizado en la región del semidesierto queretano en el municipio de Tolimán, Querétaro. Éste se pone sobre una mesa de bambú o palma en esta se colocan doce tazas para servir el atole de mezquite o de aguamiel junto con el pan de angelito (es pan de pulque en forma de angelito cuando son para los niños difuntos y es en forma de persona con los brazos cruzados al frente en el pecho cuando es de adultos difuntos), también se colocan diferentes imágenes religiosas entre ellas la de San Miguel Arcángel así como cruces de madera de diferentes tamaños ya que en la tradición local se coloca una dentro de la capilla por cada miembro de la familia fallecido también se colocan diferentes frutas como guayabas que son típicas de la región, sobre esta mesa se coloca un arco de cañas verdes o carrizos silvestres revestidos con flores, pero no es la flor tradicional del cempasúchil sino una muy similar en color que se llama cinco llagas que es de tamaño pequeño con solo cinco pétalos y cada uno de estos representan las llagas de Jesús al morir en la cruz, éstas adornan todo el altar, las velas son de cebo y son colocadas sobre órganos (cactus de la región) cortado para sostener la vela y alumbrar el camino del difunto, al frente del altar se coloca un sahumador con copal para bendecir la ofrenda y a su vez pedir permiso y a agradecer a los cuatro puntos cardinales, también hay personas llamadas rezanderas que son contratadas para orar en la ofrenda de muertos.
Nuestro país, nuestras culturas, están llena de contrastes y esta no es la excepción, pues una fiesta que en la mayor parte del mundo no es una fiesta y es más un momento de dolor y de luto en México la vivimos con singular alegría, llena de color, de olores, de vida para celebrar la muerte con música, refrescos, tamales, mole, calaveritas de azúcar y muchas comidas mas. Celebramos la muerte mofándonos de ella en chistes y calaveras literarias pero a la vez que la halagamos con papel picado, pan de muerto y oraciones. En los panteones nos vemos unidos alma con alma, muertos y vivos, entre cempasúchil y manos de león, panes de muerto y angelitos, pulque, atole y tequila, degustando la comida con nuestros muertitos a la vez que compartimos con ellos un tiempo de vida mas allá de la muerte.
Así bien hay un sin fin de elementos nuevos o no tan nuevos que llenan espacios, espacios que se van modificando en pro o en contra de la modernidad, pero al final solo son transformaciones culturales que necesarias o no como hombres nos vemos en la necesidad de realizar para poder sobrevivir en la inmensidad de la globalización. Las ofrendas de muertos no se han escapado de esto pues también hoy en día las encontramos globalizadas con artículos de made in china o traspasando las fronteras con nuestros emigrantes.
Disfruten este día de muertos en compañía de sus seres queridos ¡vivos y muertos!
POR CORAL SANTA MONTERO AGUIÑAGA
BIBLIOGRAFIA
Rios C. Ma., Encarnación y Cabreara R. Alonso. Antropología de la muerte. Un acercamiento. ED. UAQ – SUPAUAQ Querétaro, México, 1995.
Rios C. Ma., Encarnación. Miccantlamanalli. Ofrendas de muertos. ED. Escuela de Bachilleres UAQ. Querétaro, México.
Martinez Colin, Agustin. Ofrendas de día de muertos en las comunidades otomí, mazahua y matlazinca del Estado de México. En Revista Antropomorfas. Numero dos, diciembre enero. ED. UAEM
VERSOS NACIDOS DEL FUEGO DEL AMOR DE DIOS
Santa Teresa de Jesús
Vivo sin vivir en mi
Y tan alta vida espero,
Que muero porque no muero…
Aquesta divina unión,
Del amor con que yo vivo,
Hace a dios ser mi cautivo,
Y libre mi corazón:
Más causa en mi tal pasión
Ver a dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.
¡Ay! ¡Que larga es esta vida,
Que duros estos destierros,
Esta cárcel, estos hierros,
En que el alma esta metida!
Solo esperar la salida
Me causa un dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.
¡Ay! ¡Que vida tan amarga
Don no se goza el señor!
Y si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme dios esta carga,
Más pesada que el acero,
Que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir;
Porque muriendo el vivir
Me asegura la esperanza:
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
Vida no seas molesta,
Mira que solo te resta,
Para ganarte, perderte:
Venga ya la dulce muerte,
Venga el morir muy ligero,
Que muero porque no muero.
Vida ¿qué puedo yo darle
A mi dios, que vive en mí,
Si no es perderte a ti,
Para mejor a Él Gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
Pues a el sólo es al que quiero,
Que muero porque no muero.
El pez del agua que sale
Aun de alivio no carece;
A quien la muerte padece
Al fin la muerte le vale:
¿Qué muerte habrá que se iguale
A mi vivir lastimero?
Que muero porque no muero.
Cuando me empiezo a aliviar
Viéndote en el sacramento,
Me hace más sentimiento
El no poderte gozar:
Todo es para más penas,
Por no verte como quiero,
Que muero porque no muero.
Cuando me gozo, señor,
Con esperanza de verte,
Viendo que puedo perderte,
Se me dobla mi dolor:
Viviendo en tanto pavor,
Y esperando como espero,
Que muero porque no muero.
Sácame de aquesta muerte,
Mi dios, y dame la vida,
No me tengas impedida
En este lazo tan fuerte:
Mira que muero por verte,
Y vivir sin ti no puedo,
Que muero porque no muero.
Llorare mi muerte ya,
Y lamentare mi vida,
En tanto que detenida
Por mis pecados esta.
¡Oh mi dios! ¿Cuándo será?
Cuando yo diga de vero,
Que muero porque no muero.
SONETOS
Lope de Vega
Muere la vida y vivo yo sin vida
Ofendiendo la vida de mi muerte;
Sangres divina de la vida vierte
Y mi diamante su dureza olvida.
Está la majestad de dios tendida
En una dura cruz y yo de suerte
Que soy de sus dolores el más fuerte
Y de su cuerpo la mayor herida.
¡Oh duro corazón de mármol frió!
¿Tiene tu dios abierto el lado izquierdo
Y no te vuelves un copioso rio?
Morir por el será divino acuerdo,
Mas eres tu mi vida, cristo mio,
Y como no la tengo no la pierdo.
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mió,
Que a mi puerta, cubierto de roció,
Pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh cuanto fueron mis entrañas duras,
Pues no te abri! ¡que extraño desvario
Si de mi ingratitud el hielo frio
Séco las llagas de tus plantas puras!
¡cuantas veces el angel me decia:
“alma, asomate agora a la ventana;
Veras con cuanto amor llamar porfía!”
Y ¡cuantas, hermosura soberana,
“mañana le abriremos”, respondia,
Para lo mismo responder mañana!
…
Actualmente en México se habla de 62 pueblos indígenas en el territorio nacional y cada uno de estos tiene su propia cultura y la ha venido asimilando de forma distinta, provocando con esto cambios necesarios en toda cultura y sociedad humana; con el paso del tiempo y con los cambios llegamos también a institucionalizar las tradiciones.
Hay infinidad de prácticas, ritos o costumbres en nuestro país, las hay religiosas que celebran a la virgen de Guadalupe o la cuaresma, civiles como los desfiles del 16 de septiembre o del 20 de noviembre, y así hay muchas mas que no se sabe a ciencia cierta donde se les ubicaría, pero cada una de éstas hoy en día institucionalizadas van cargando nuestro pasado a la vez que representan nuestro presente para poder imaginarnos el futuro.
La tradición que nos atañe este numero es la del día de muertos, una tradición que valga la redundancia ya es tradicional en nuestro país y en el mundo entero nos caracteriza como mexicanos. El día de muertos está lleno de muchos contrastes y contradicciones ¿¡es una tradición llena de vida que celebra la muerte!?
Empecemos por escribir que no es una tradición que surgió apenas hace un par de años, de lustros, décadas, ni siquiera siglos pues ya tiene más de cinco siglos de recorrido por la historia y como todas ha sufrido transformaciones. En la época prehispánica se llevaba a cabo para ofrendar al dios (Mictlantecuhtli señor del inframundo y Mictecacíhuatl señora del inframundo o lugar de los muertos esto en la cultura Mexica, de esta cultura es de la que se tiene mas datos por ser la que tuvo el contacto con los españoles, fueron los conquistadores y los frailes quienes por medio de sus crónicas nos dejaron la información) de la muerte para que cuando se tuviera que atravesar el mictlán (lugar de los muertos) el viaje fuera exitoso, pues la muerte no era vista como el final sino como la continuación de la vida; Soustelle escribió que los antiguos mexicanos hacían ofrendas a los muertos ochenta días pasados sus funerales posterior a ellos se realizaba uno, dos, tres y cuatro años después, continuaban todos los rituales dedicados a los muertos, en esa época las ofrendas se constituían de elementos que para los antiguos mexicanos tenían gran significado sagrado como: objetos de barro, idolitos de obsidiana, mascaras de jade u obsidiana, etc.
Con el paso del tiempo y la llegada de los españoles a estas tierras todo se transformó, las costumbres indígenas eran vistas como paganas y sus dioses fueron calificados como demonios sin embargo su culto era muy fuerte y no lograron erradicarlo, pero si lograron poner la imagen cristiana por delante dando como resultado una mezcla cultural por demás interesante. De esta manera el día de muertos ya no era para ayudar al difunto en su viaje por el mictlán sino para la salvación de su alma.
Actualmente se cree que los difuntos vienen a compartir con los vivos por unos días, se cree que el día 1ª de noviembre llegan los angelitos que son los niños que murieron y que el día 2 de noviembre llegan los adultos difuntos, hoy en día se dispone de una gran variedad de maneras para realizar los altares de muertos: hay algunos escalonados donde cada uno de los escalones simboliza un nivel del inframundo y en cada uno se le colocan diversos objetos como pueden ser comida, velas, cigarros, tequila, pan, etc.; los hay políticos también donde se representan a los personajes políticos que han fallecido recientemente o en su defecto los que seria mejor que pasaran a mejor vida; los hay de carácter social donde se rinde tributo a las victimas mortales de conflictos sociales; los religiosos son dedicados a alguna virgen o a Jesucristo.
Así, hay muchas maneras de representar los altares de muertos así como también hay una infinidad de elementos que a veces nuevos otras no comparten un espacio en estas ofrendas, algunos de ellos son:
El espejo, el cual es asociado con Tezcatlipoca una deidad asociada con lo nocturno, representando al gran ojo oscuro donde se refleja todo lo que en el universo acontece; el camino de flores, es el camino de pétalos de tzompanxóchitl o cempasúchil que indica a los muertos la ruta para encontrarse con su familia y también para despedirse de ella; cempasúchil o flores de muertos, obedecen a circunstancias relacionadas con el entorno ecológico principalmente, en el México prehispánico como en el actual las flores se utilizan en todos los eventos de la vida , la importancia de esta flor es por su color de parecido al sol y por lo tanto a la vida.
Uno de los altares de muertos que rompen con este esquema de tradición y que es caracterizado por una gran simpleza visual es el realizado en la región del semidesierto queretano en el municipio de Tolimán, Querétaro. Éste se pone sobre una mesa de bambú o palma en esta se colocan doce tazas para servir el atole de mezquite o de aguamiel junto con el pan de angelito (es pan de pulque en forma de angelito cuando son para los niños difuntos y es en forma de persona con los brazos cruzados al frente en el pecho cuando es de adultos difuntos), también se colocan diferentes imágenes religiosas entre ellas la de San Miguel Arcángel así como cruces de madera de diferentes tamaños ya que en la tradición local se coloca una dentro de la capilla por cada miembro de la familia fallecido también se colocan diferentes frutas como guayabas que son típicas de la región, sobre esta mesa se coloca un arco de cañas verdes o carrizos silvestres revestidos con flores, pero no es la flor tradicional del cempasúchil sino una muy similar en color que se llama cinco llagas que es de tamaño pequeño con solo cinco pétalos y cada uno de estos representan las llagas de Jesús al morir en la cruz, éstas adornan todo el altar, las velas son de cebo y son colocadas sobre órganos (cactus de la región) cortado para sostener la vela y alumbrar el camino del difunto, al frente del altar se coloca un sahumador con copal para bendecir la ofrenda y a su vez pedir permiso y a agradecer a los cuatro puntos cardinales, también hay personas llamadas rezanderas que son contratadas para orar en la ofrenda de muertos.
Nuestro país, nuestras culturas, están llena de contrastes y esta no es la excepción, pues una fiesta que en la mayor parte del mundo no es una fiesta y es más un momento de dolor y de luto en México la vivimos con singular alegría, llena de color, de olores, de vida para celebrar la muerte con música, refrescos, tamales, mole, calaveritas de azúcar y muchas comidas mas. Celebramos la muerte mofándonos de ella en chistes y calaveras literarias pero a la vez que la halagamos con papel picado, pan de muerto y oraciones. En los panteones nos vemos unidos alma con alma, muertos y vivos, entre cempasúchil y manos de león, panes de muerto y angelitos, pulque, atole y tequila, degustando la comida con nuestros muertitos a la vez que compartimos con ellos un tiempo de vida mas allá de la muerte.
Así bien hay un sin fin de elementos nuevos o no tan nuevos que llenan espacios, espacios que se van modificando en pro o en contra de la modernidad, pero al final solo son transformaciones culturales que necesarias o no como hombres nos vemos en la necesidad de realizar para poder sobrevivir en la inmensidad de la globalización. Las ofrendas de muertos no se han escapado de esto pues también hoy en día las encontramos globalizadas con artículos de made in china o traspasando las fronteras con nuestros emigrantes.
Disfruten este día de muertos en compañía de sus seres queridos ¡vivos y muertos!
POR CORAL SANTA MONTERO AGUIÑAGA
BIBLIOGRAFIA
Rios C. Ma., Encarnación y Cabreara R. Alonso. Antropología de la muerte. Un acercamiento. ED. UAQ – SUPAUAQ Querétaro, México, 1995.
Rios C. Ma., Encarnación. Miccantlamanalli. Ofrendas de muertos. ED. Escuela de Bachilleres UAQ. Querétaro, México.
Martinez Colin, Agustin. Ofrendas de día de muertos en las comunidades otomí, mazahua y matlazinca del Estado de México. En Revista Antropomorfas. Numero dos, diciembre enero. ED. UAEM
VERSOS NACIDOS DEL FUEGO DEL AMOR DE DIOS
Santa Teresa de Jesús
Vivo sin vivir en mi
Y tan alta vida espero,
Que muero porque no muero…
Aquesta divina unión,
Del amor con que yo vivo,
Hace a dios ser mi cautivo,
Y libre mi corazón:
Más causa en mi tal pasión
Ver a dios mi prisionero,
Que muero porque no muero.
¡Ay! ¡Que larga es esta vida,
Que duros estos destierros,
Esta cárcel, estos hierros,
En que el alma esta metida!
Solo esperar la salida
Me causa un dolor tan fiero,
Que muero porque no muero.
¡Ay! ¡Que vida tan amarga
Don no se goza el señor!
Y si es dulce el amor,
No lo es la esperanza larga:
Quíteme dios esta carga,
Más pesada que el acero,
Que muero porque no muero.
Sólo con la confianza
Vivo de que he de morir;
Porque muriendo el vivir
Me asegura la esperanza:
Muerte do el vivir se alcanza,
No te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.
Mira que el amor es fuerte;
Vida no seas molesta,
Mira que solo te resta,
Para ganarte, perderte:
Venga ya la dulce muerte,
Venga el morir muy ligero,
Que muero porque no muero.
Vida ¿qué puedo yo darle
A mi dios, que vive en mí,
Si no es perderte a ti,
Para mejor a Él Gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle,
Pues a el sólo es al que quiero,
Que muero porque no muero.
El pez del agua que sale
Aun de alivio no carece;
A quien la muerte padece
Al fin la muerte le vale:
¿Qué muerte habrá que se iguale
A mi vivir lastimero?
Que muero porque no muero.
Cuando me empiezo a aliviar
Viéndote en el sacramento,
Me hace más sentimiento
El no poderte gozar:
Todo es para más penas,
Por no verte como quiero,
Que muero porque no muero.
Cuando me gozo, señor,
Con esperanza de verte,
Viendo que puedo perderte,
Se me dobla mi dolor:
Viviendo en tanto pavor,
Y esperando como espero,
Que muero porque no muero.
Sácame de aquesta muerte,
Mi dios, y dame la vida,
No me tengas impedida
En este lazo tan fuerte:
Mira que muero por verte,
Y vivir sin ti no puedo,
Que muero porque no muero.
Llorare mi muerte ya,
Y lamentare mi vida,
En tanto que detenida
Por mis pecados esta.
¡Oh mi dios! ¿Cuándo será?
Cuando yo diga de vero,
Que muero porque no muero.
SONETOS
Lope de Vega
Muere la vida y vivo yo sin vida
Ofendiendo la vida de mi muerte;
Sangres divina de la vida vierte
Y mi diamante su dureza olvida.
Está la majestad de dios tendida
En una dura cruz y yo de suerte
Que soy de sus dolores el más fuerte
Y de su cuerpo la mayor herida.
¡Oh duro corazón de mármol frió!
¿Tiene tu dios abierto el lado izquierdo
Y no te vuelves un copioso rio?
Morir por el será divino acuerdo,
Mas eres tu mi vida, cristo mio,
Y como no la tengo no la pierdo.
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mió,
Que a mi puerta, cubierto de roció,
Pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh cuanto fueron mis entrañas duras,
Pues no te abri! ¡que extraño desvario
Si de mi ingratitud el hielo frio
Séco las llagas de tus plantas puras!
¡cuantas veces el angel me decia:
“alma, asomate agora a la ventana;
Veras con cuanto amor llamar porfía!”
Y ¡cuantas, hermosura soberana,
“mañana le abriremos”, respondia,
Para lo mismo responder mañana!
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